El juego como estímulo en niños con TEA

El juego como estímulo en niños con TEA

 

El juego es universal sugiriendo una función esencial para el humano (Koller y Gryski, 2008). Por medio de este, los niños aprenden los roles sociales, así mismo se convierte en un aspecto predominante donde los niños interactúan con el entorno, siendo este el espacio natural para favorecer el desarrollo motor. Ahora bien, si el juego lo constituyen un grupo de actividades diarias, de autocuidado, placer y participación social, podemos inferir que el juego por sí solo es una actividad ocupacional con propósito.

Los síntomas de un niño con TEA son muy variables y nos marca un nivel de desarrollo determinado. Encontrar juegos y juguetes específicos para niños con TEA resulta ser una tarea compleja más no imposible, ya que cada niño es diferente en función de su edad, nivel de lenguaje y capacidad de juego conjunto.

Durante los 3 primeros años buscaremos el juego que favorezca el contacto visual entre el niño y el adulto. Por ejemplo jugara a juegos palmitas con las manos, cosquillas o cantar canciones juntos. En esta etapa es importante que el adulto fomente el contacto visual en forma insistente. Algunas veces debemos ir poco a poco ya que en ocasiones genera un sentimiento de frustración, el simple hecho de que no lo logre; lo importante es ser paciente y siempre jugar de ratitos, ya que no debemos olvidar que es un niño.

Un juego importante y divertido en esta etapa es jugar a encontrarse, el mismo consiste en taparse con una manta y dejar que nos busquen, podemos acompañarlo de lenguaje sencillo con frases cortas como ¿Dónde está mamá? y al destaparnos decir ¡Aquí! . Si observamos que es de su interés y lo disfruta podemos integrar otros juguetes de su agrado tales como muñecos, autos, entre otros. También podemos taparnos junto a él y que nos busque una tercera persona.

Por lo general los niños con TEA poseen intereses restringidos, también pueden presentar conductas repetitivas, siendo una de las más comunes dar vueltas en su propio eje, prender y apagar las luces, abrir y cerrar puertas y deambular constantemente en un mismo espacio, en estos casos lo recomendable es proponerle un juego que consista en perseguir el niño a ver quién toca más rápido la pared contraria y de esta manera logramos redirigir dicha conducta, además encontramos beneficios tales como el contacto visual y la sonrisa social. Este juego se considera muy estimulante para ellos y si lo acompañamos de lenguaje sencillo favorecerá la interacción con terceras personas, estos juegos son denominados juegos de función.

Los niños con TEA no desarrollan el juego de la misma forma que un niño con desarrollo típico, por tal motivo es común que se encuentre alterado el juego simbólico.

El juego simbólico se define como la capacidad que tiene el pequeño para imitar situaciones de la vida real, el mismo implica representar roles, por ejemplo hacer como si fuera la doctora o maestra de la muñeca. Por lo general el juego simbólico inicia a los 2 años y es contínuo hasta los 6 o 7 años de acuerdo a su madurez e interéses, el mismo puede iniciar como un juego solitario o dirigido por sus padres y finalmente se incluyen a otras personas en el juego. Entre los beneficios del juego simbólico encontramos el desarrollo de la creatividad, amplitud del lenguaje, resolución de situaciones y desarrollo de la empatía favoreciendo de esta manera la interacción con sus pares.

A pesar de que el juego simbólico se considera como una actividad espontánea, los padres  también pueden estimularlo, lo primero que se debe tener en cuenta es que los padres deben aprovechar cualquier oportunidad  para participar en el mundo de fantasía que ha creado tu pequeño, de lo contrario hágale una invitación a un juego divertido que implique imitar personajes creando situaciones divertidas jueguen a tomar el té, a darle comida al muñeco, a los bomberos apagando el fuego o a los piratas en una misión de aventura.

Otros juegos que se pueden realizar en casa o fuera son: dar vueltas con él, inflar y desinflar globos, tocar instrumentos musicales, jugar a las chapadas, cantar canciones de su agrado e interés, jugar a las escondidas, cosquillas, juegos en la falda (súbanlo a su falda y  jueguen tipo caballito), toma y dale (indicándole al niño toma esto y llévaselo a tu mamá), jugar a aplastarlo con la almohada, bailar, jugar a completar canciones y jugar en el espejo haciendo muecas).

En la medida de lo posible trate de asegurarse de que su hijo (a) tenga accesorios de juegos de roles de su agrado e interés, de esta manera se sentirá más motivado, incluso si no los puedes comprar puedes confeccionarlos en casa con materiales de reciclaje.

Es importante destacar que el juego es una de las mejores herramientas terapéuticas que tenemos, ya que nos ayuda a conocer mejor el mundo de nuestro pequeño, a adquirir  habilidades motoras, cognitivas y establecer mejores vínculos con sus pares.

 

Patricia Gomez Terapeuta Ocupacional

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